El siglo XIX tiene una segunda parada en nuestro viaje literario: el Realismo y Naturalismo, movimientos opuestos a la exaltación pasional del Romanticismo.
En el Realismo veréis como este siglo tan convulso y agitado no deja indiferente a los escritores que reflejarán esa realidad. Nos adentraremos en esta época a través de Galdós, Juan Valera, Clarín, Emilia Pardo Bazán, Blasco Ibáñez.... Conoceremos a sus inolvidables personajes: Fortunata, Jacinta, Doña Benina, la Regenta....
¡Rápido!, preparaos ya porque estamos llegando a la estación....
En primer lugar, al cine... Literatura os ha sacado las entradas para ver un fragmento de la serie televisiva basada en la obra de Galdós, Fortunata y Jacinta.
¡Silencio!.. que empieza...
En este vídeo podréis apreciar la obsesión y el ansia de Jacinta por ser madre.
Ahora, reflexionaremos sobre lo visto:
¿De qué manera se refleja en Jacinta ese deseo de ser madre?
¿Es obsesivo en ella ese instinto maternal? ¿Crees que puede vivir atormentada?
¿Crees que alguien que quiera ser madre y no pueda, llegaría a sentirse como ella?
¿Sería positivo para aliviar este sufrimiento el poder contarlo abiertamente? ¿Jacinta, lo expresa?
Leeremos ahora un buen ejemplo de prosa realista
Se muestra un fresco, del mercado de Madrid de la época, muy logrado con diversas escenas de tenderetes. Hace un repaso perfecto de lo que es en sí un mercado y como protagonista principal y única a Jacinta. Mundo interior (atormentado de la mujer) y mundo exterior (el mercado).
Iba Jacinta tan
pensativa, que la bulla de la calle de Toledo no la distrajo de atención que a
su propio interior prestaba. Los puestos a medio armar en toda la acera desde
los portales a San Isidro, las baratijas, las panderetas, la loza ordinaria,
las puntillas, el cobre de Alcaraz y los veinte mil cachivaches que aparecían
dentro de aquellos nichos de mal clavadas tablas y de lienzos peor dispuestos,
pasaban ante su vista sin determinar una apreciación exacta de lo que eran.
Recibía tan sólo la imagen borrosa de los objetos diversos que iban pasando, y
lo así porque era como si ella estuviese parada y la pintoresca vía se corriese
delante de ella como un telón. En aquel telón había racimos de dátiles colgados
de una percha, puntillas blancas que caían de un palo largo, en ondas, como los
vástagos de una trepadora; pelmazos de higos pasados en bloques; turrón en
trozos como sillares, que parecían acabados de traer de una cantera, aceitunas
en barriles rezumados; una mujer puesta sobre una silla y delante de una jaula,
mostrando dos pajarillos amaestrados. Y luego, montones de oro, naranjas de
seretas y hacinadas en el arroyo. El suelo, intransitable, ponía obstáculos sin
fin, pilas de cantaros y vasijas ante los pies del gentío presuroso, y la
vibración de los adoquines al paso de los carros parece haber bailar a personas
y cacharros. Hombres con sartas de pañuelos de diferentes colores
se ponían delante del transeúnte como si fueran a capearlo. Mujeres
chillonas taladraban el oído con pregones enfáticos acosando al público y
poniéndole en la alternativa de comprar o morir. Jacinta veía las piezas de
tela desenvueltas en ondas a lo largo de todas las paredes, percales azules,
rojos y verdes, tendidos de puerta en puerta, y su mareada vista le exageraba
las curvas de aquellas rúbricas de trapo. De ellas colgaban, prendidas con
alfileres, toquillas de los colores vivos y elementales que agradan a los
salvajes. En algunos huecos brillaba el anaranjado, que chilla como los ejes
sin grasa; el bermellón nativo, que parece rasguñar los ojos; el carmín,
que tiene la acidez del vinagre; el cobalto, que infunde ideas de
envenenamiento; el verde de panza de lagarto, y ese amarillo tila que tiene
cierto aire de poesía mezclado con la tisis, como en la Traviatta. Las
bocas de las tiendas, abiertas entre tanto colgajo, dejaban ver el interior de
ellas tan abigarrado como la parte externa; los horteras, de bruces sobre el
mostrador, o vareando telas, o charlando. Algunos braceaban, como si nadasen en
un mar de pañuelos. El sentimiento pintoresco de aquellos tenderos se revela en
todo. Si hay una columna en la tienda la revisten de corsés encarnados, negros
y blancos, y con los refajos hacen graciosas combinaciones decorativas. (…)
¿Observas diferencias con el Romanticismo?
Ahora, este vídeo sobre la Regenta de Clarín
En clase, hemos comentado fragmentos de Fortunata y Jacinta. Ahora, y tras la lectura del texto de la Regenta entregado en clase:
" ...Cuando llegaban a las primeras casas de Vetusta, oscurecía...", tendréis que responder a las siguientas preguntas:
1.-Tema del texto.
2.-Estructura o partes del texto. Indicar en cada parte su contenido.
3.-¿Qué personajes aparecen? ¿A qué clase social o estamento pertenecen?
4.-Destaca las expresiones con que se describe el comportamiento de la gente. ¿Qué impresión quiere producir el autor?
5.-¿Qué sentimientos produce en Ana observar esta escena?.¿Qué significado adquiere la oración: "yo soy más pobre que todas éstas?
6.-¿Aparece el estilo indirecto libre en el texto?. ¿En qué consiste esta técnica?
7.-¿Por qué pertenece este texto al Realismo?. Argumenta tu respuesta.Por último, actividades sobre estos movimientos:
El Realismo y Naturalismo
Autores del Realismo
La novela realista
Espero que hayáis disfrutado de este apasionante viaje...